
Aunque Karpa hizo, al menos, dos versiones de este popular juego de origen inmemorial, creo que esta, la más antigua, es la mejor. La Oca es un juego bastante truculento y el dibujante ha captado este matiz. Me encanta, por ejemplo, que algunas escenas "recorran" varias viñetas, por ejemplo los enanos de los números 47,48 y 49 o las 56 57 y 58, cuando el caballero se enfrenta con el dragón y la muerte. Es una idea feliz que el paje alegre que comienza el juego con algo de entusiasmo adolescente se transforme, en los últimos escaques, en un caballero cubierto de armadura. La idea iniciática de este juego que, como todos los grandes juegos, es parábola de la vida, está captada perfectamente, bajo la aparente infantilidad. Yo, al menos, veía esa y otras cosas cuando jugaba de chaval. Creo que cosas como esta contribuyeron a mi formación intelectual.
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