
Aunque a distancia de "La Gran Carrera" y "La Búsqueda del Tesoro", este juego era uno de mis preferidos. No el juego en sí, que la verdad ni recuerdo cómo se jugaba, sino el genial cartón. Si algo queda claro es que lo de la construcción es divertido y creativo a tope. De ahí me debió venir mi vocación de arquitecto (bueno, amateur, pero lo soy, o lo he sido en las dos acepciones del término, pues he coordinado no sin éxito los diversos oficios en la restauración/reconstrucción de más de una casa y, por otra parte, he construído, al menos, un arco que todavía no se ha desplomado ni lleva trazas de hacerlo). Claro que esta obra no cumpliría ni una de las actuales normas de seguridad en el trabajo, y eso por no hablar de la mala leche del galopín que hace trizas un ladrillo en la cocorota de otro más sufrido que acarrea un cubo de masa. Véanse las arcaicas artesas de madera, a los yesaires en plena faena, la actitud pedantesca (con una improbable pipa en la comisura) del carpintero... La verdad es que se me ocurre un juego más completo, que incluyera la trama corrupta inherente al oficio, una especie de Palé, donde los constructores (como en la vida real) compraran partidos y candidatos, poseyeran periódicos y cadenas de televisión, recalificaran terrenos, pillaran maletines de dinero negro... Algún día me pondré a ello, aunque me extraña que no se le haya ocurrido a nadie antes.