domingo, 23 de noviembre de 2008

Caja nº 6 "Juego de las Construcciones"


Aunque a distancia de "La Gran Carrera" y "La Búsqueda del Tesoro", este juego era uno de mis preferidos. No el juego en sí, que la verdad ni recuerdo cómo se jugaba, sino el genial cartón. Si algo queda claro es que lo de la construcción es divertido y creativo a tope. De ahí me debió venir mi vocación de arquitecto (bueno, amateur, pero lo soy, o lo he sido en las dos acepciones del término, pues he coordinado no sin éxito los diversos oficios en la restauración/reconstrucción de más de una casa y, por otra parte, he construído, al menos, un arco que todavía no se ha desplomado ni lleva trazas de hacerlo). Claro que esta obra no cumpliría ni una de las actuales normas de seguridad en el trabajo, y eso por no hablar de la mala leche del galopín que hace trizas un ladrillo en la cocorota de otro más sufrido que acarrea un cubo de masa. Véanse las arcaicas artesas de madera, a los yesaires en plena faena, la actitud pedantesca (con una improbable pipa en la comisura) del carpintero... La verdad es que se me ocurre un juego más completo, que incluyera la trama corrupta inherente al oficio, una especie de Palé, donde los constructores (como en la vida real) compraran partidos y candidatos, poseyeran periódicos y cadenas de televisión, recalificaran terrenos, pillaran maletines de dinero negro... Algún día me pondré a ello, aunque me extraña que no se le haya ocurrido a nadie antes.

Caja nº 6 "La búsqueda del tesoro"

Este es mi cartón preferido. Es increíble las cosas que me sugería este genial recorrido donde se pasan revista a los grandes tópicos de las novelas de aventuras. En algo debió influir para definir mi primera vocación, la de explorador de tierras ignotas. Por desgracia no tardé en saber que la Tierra estaba ya completamente explorada... El protagonista es ese jovencito vestido de boy scout con todos los adminículos del explorador (fusil, mochila, cantimplora, sombrero "de tres pedradas" -al menos así llama mi amigo Peracho a esta prenda que fue reglamentaria del ejército norteamericano hasta la Primera Guerra Mundial) que parte impávido al encuentro de lo desconocido, en una ruta plagada de peligros. Tiene algo de Tintín y prefigura casi exactamente al futuro Indiana Jones. Los peligros son iconos imperecederos. El tigre antropófago, los rápidos del río, un bíblico arbusto en llamas, la serpiente (junto a la cuál, un montón de osamentas humanas nos habla de su letal mordedura), el poblado aborígen (y poco importa que en un contexto claramente hindustaní las cabañas de bálago traigan referencias africanas) y, finalmente, el ominoso precipicio (insondable, insondable) justo antes de llegar a esa especie de Taj Mahal donde se custodia un tesoro (dibujado a otra escala, claro). Por cierto, mi paranoia crítica daliniana veía una cara oriental en las rocas de la derecha, a la altura del número 21... "Mogambo", "Hatari", "Tres lanceros bengalíes" y el "Hombre que pudo reinar" en un tapete de juego infantil. ¿Hay quien dé más?

Caja nº6 Parcheese

Karpa ha planteado este clásico juego como un torneo de amor. Casi casi un homenaje implícito (aunque, supongo, involuntario) a Marcel Duchamp y su Gran Verre subtitulado "La marièe mise à nu pair ses célibataires meme". Los celibataires, o solteros (la traducción es aproximada) han de recorrer un largo camino y competir entre sí como los zánganos para llegar a la Abeja Reina. Los cuatro, incluso el gordito, exhalan amor en forma de nubes de corazoncitos. Todos visten sus mejores galas y portan el inevitable ramo de flores... Hay otras dos versiones del Parcheese, pero sin duda esta es la mejor...

Caja nº 6 "La Gran Carrera"

Este cartón es sin duda mi preferido, junto a "La Búsqueda del Tesoro". Ambos son variantes del viejo juego de la Oca, pero aquí Karpa se ha esmerado especialmente. El castillo del final es magnífico y también el bosquecillo donde se extravía el viajero mal informado. En las montañas del fondo yo creía adivinar perfiles de animales ocultos, como en esos juegos de encuentre la figura escondida, etc. ¿No creen que hay algo extraño? En cuanto al resto, se trata del típico viaje por carretera en un país como era la España de los años cincuenta (e incluso la de los sesenta). Mi referencia eran los viajes anuales Soria-Valencia (para coger allí el barco de la Transmediterránea que nos llevaba a Ibiza) en un viejo Ford (SO-788) apodado "el coloradillo" por su pintura rojo ladrillo. Parábamos siempre a comer en la turolense villa de Calamocha y eran frecuentes las paradas por las diversas pejigueras del vetusto automóvil. Que si pinchazos, calentones, repostaciones varias (de aire, de agua, de combustible). También había misteriosos controles de la Guardia Civil que a veces duraban horas. En la práctica se cortaba la circulación. Años después supe que en la serranía de Albarracín todavía actuaba entonces (últimos cincuenta, primeros sesenta) el "maquis" antifranquista, cuyas actividades provocaban estas insólitas demoras en más de una ocasión. El número 68 corresponde con una institución familiar entonces, hoy ya desaparecida, la de los "peones camineros", probos funcionarios que vivían a pie de carretera y a cuyo cuidado estaba confiado un determinado sector de vía. Los peones camineros solían compatibilizar su trabajo con la gestión de un bien poblado corral, una amena huerta, frutales... y a veces hasta podían facilitar un modesto refrigerio al cansado viajero. Del número 13 al 20 vemos la carretera custodiada por una paletilla con almenas de obra, algo muy frecuente entonces, como lo era, y eso no aparece aquí, las interminables filas de árboles que custodiaban casi todas las carreteras nacionales. Árboles pintados con una gruesa faja de pintura blanca reflectante y algunos de gran porte, hasta el punto de que muchas veces sus copas se juntaban y entremezclaban en las alturas, pasando el vehículo como por un túnel de fresco verdor... Por desgracia eran mortales de necesidad en caso de salida de la carretera y poco a poco fueron eliminados. Lo que fue una pena, pues aparte de la pérdida de masa forestal, daban un aire ruralizante al tráfico rodado.

Caja nº6 "Juego de la Oca"


Aunque Karpa hizo, al menos, dos versiones de este popular juego de origen inmemorial, creo que esta, la más antigua, es la mejor. La Oca es un juego bastante truculento y el dibujante ha captado este matiz. Me encanta, por ejemplo, que algunas escenas "recorran" varias viñetas, por ejemplo los enanos de los números 47,48 y 49 o las 56 57 y 58, cuando el caballero se enfrenta con el dragón y la muerte. Es una idea feliz que el paje alegre que comienza el juego con algo de entusiasmo adolescente se transforme, en los últimos escaques, en un caballero cubierto de armadura. La idea iniciática de este juego que, como todos los grandes juegos, es parábola de la vida, está captada perfectamente, bajo la aparente infantilidad. Yo, al menos, veía esa y otras cosas cuando jugaba de chaval. Creo que cosas como esta contribuyeron a mi formación intelectual.

Caja nº 6 "Merienda de negros"


Hoy hasta el título resultaría "políticamente incorrecto". Karpa se ha hecho un poco de lío con los "totems" donde están atados los exploradores, porque tienen un carácter claramente norteamericano, no sé si sioux, apache o blackfoot, pero por ahí va la cosa ¿no? La escena se pinta sola, con detalles simpáticos como el niño que pide probar el caldo (véase el juguete que arrastra) o la expresión de gula del orondo cocinero o la casi concupiscente con la que dos de los guerreros miran a los prisioneros más entrados en carnes. Lo lógico hubiera sido que entre los atados al poste hubiera, al menos, un misionero, pero eso era probablemente imposible en la España franquista de aquellos años. Cruce de sala de banderas y sacristía... Lo mejor es el ambiente de sano jolgorio que emana de la estampa, morigerada por la expresión de circunstancias de las futuras viandas...

Caja nº6 Cacería de fieras

No tengo mucho que decir, creo que nunca jugué a este juego.

Caja nº 6 "La barra china"

La Barra China es, a todas luces, el viejo juego de las tres en raya, "chinesizado" para la ocasión. Confieso que me costó descifrar el nombre en caracteres chino-macarrónicos. La chinita del centro es un bombón. Es el viejo Tic Tac Toe de toda la vida, pero aquí Karpa le ha querido dar un aire oriental. Recordemos la película "Juegos de Guerra" en la que la única manera de parar una guerra termonuclear iniciada por una computadora majara era ponerla a jugar al Tic Tac Toe, con lo que le petaban los plomos. Al Tres en Raya se ha jugado de toda la vida en el puro suelo, trazando las rayas con una ramita y usando piedras como marcadores. Creo que de eso hablábamos algo Isabel Goig y yo en nuestro libro "Juegos populares sorianos". Fracaso editorial, porque al soriano sólo le interesan el fútbol y el guiñote. Ya decía Nietzsche que los ignaros, cuando no tenían ideas que intercambiar, intercambiaban trocitos de cartón coloreado...

Caja nº6 Juego de los Pájaros

La caja nº6 contiene 24 juegos y entre ellos están los más clásicos, o por lo menos los que coinciden con "mi" época geyperiana. Es decir, ahí es cuando llegué yo, más o menos.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Reglamentos nº18

Esta es la portada de los reglamentos más conocida. Como se verá Karpa ha decidido mostrarse políticamente incorrecto. Yo creo que esta ilustración era uno de los motivos por los que me atraían los Juegos Geyper. Que luego, la verdad, no eran tan divertidos como se esperaba. Por cierto que era raro que jugáramos a todos los que traían las interminables cajas. También era frecuente que diéramos "usos alternativos" a las piezas y accesorios, lo que solía acortar sustancialmente su vida útil. La idea que transmitía la ilustración de Karpa es que se trataba de algo divertido y/o gamberrete. Como se verá los niños lo pasan pipa. A diferencia de la ilustración de los juegos pre-Geyper, mucho más "chorra" y que incluye (ecs!) ¡Una niña! aquí son todos varones de diversas edades los que se lo pasan pipa. Me encantaba el detalle de que el autor hubiera puesto su firma en la mesa de juegos. Véase la concentración con la que el galopín del tirachinas se dispone a descogorciar el avioncito del niñato rubio, arrodillado sobre la mesa en una posición de lo más inestable. O como se "sienta" el otro julay moreno que parece mover ficha, o la unción del que agita el cubilete. De lo más realista el cabreo del pequeñajo que ha ponerse de puntillas porque no llega a la mesa. Encomiable la obstinación del bebé del ángulo inferior izquierdo, haciendo cisco una locomotora de hojalata mediante el uso generoso de un martillo de orejas. Y véanse las intenciones del otro, el que destroza y pintarrajea un libro mientras se dispone a hacer caer un tomo de la "Espasa" sobre el tanque que pasea otro menda con camisa de topos. Lo que no se da cuenta es de que su compañero de los zapatitos rojos le va a perforar el tímpano con una pluma, dejándolo "teniente" pa los restos. ¡Angelitos! Estos son émulos de Tom Sawyer y Guillermo Brown, ninguno dudaría en enrolarse, junto a Peter Pan, en la cofradía de los Niños Descarriados... Ni en sueños aceptarían, ya de mayores, en opositar a notarías ni en en hacerse registradores de la propiedad o inspectores de Hacienda...

viernes, 21 de noviembre de 2008

Caja nº9


Dentro de mi colección esta es la caja más representativa de los antiguos "Juegos reunidos" que yo conocí realmente. Porque aunque tengo recuerdos de otras, yo creo que la o las que pude tener en propiedad o compartir con amigos o familiares (por ejemplo mis primos, los Ruiz Zapatero: Gonzalo, Manolo o Guillermo), debieron pertenecer a esta época. Es decir, cajas ya de cartón, con la carátula del niño de pelo castaño y un uso ya incipiente del plástico. Esta caja puede datarse pues en su interior venía un sobre de la casa Geyper conteniendo la solución a uno de los juegos (el "Cavilón", creo), y el matasellos es de 1968. También figura el nombre de la familia propietaria, barcelonesa.

Contenido caja nº2


He aquí lo que contiene la caja nº2. La ruleta de la derecha es para el llamado "Juego del Zodiaco", que se juega con un tapete semitransparente. Puede verse la cajita de las piezas de ajedrez, la ruleta principal que es idéntica a las que luego saldrán en los "Geyper" y la estructuración del contenido en tres departamentos divididos por listones de madera. En el centro, en una caja de cartón roja, sin tapa, están las fichas de dominó. Obsérvense también la pirindola blanca, antecesora de las negras "de bailarina" ya posteriores. El resto de las cajas son de plástico traslúcido.

Caja nº2


Aparentemente es idéntica a la nº2, pero de mayor tamaño. Contiene 30 juegos y, como puede verse (ya irán saliendo), los cartones de juego son ya obra de Karpa, muy originales y todos ellos distintos a los que luego aparecerán ya como "Geyper". Para mí fue todo un descubrimiento...

Contenido Caja nº1


En la foto pueden verse las tres cajitas con tapa de cristal. Dos de ellas contienen las piezas de ajedrez y los números de lotería, ambos completos. En la tapa figuran los nombres de los juegos. Es una verdadera cucada.

Caja nº1


Esta sería la caja nº1. Como puede verse no figura por ningún lado la marca, ni Geyper ni ninguna otra. Los tableros de juego son de un arcaísmo exagerado, como puede verse en las ilustraciones. Esta caja, además, tiene varios misterios. Fue regalo de "Juan" y "María" para su sobrino Julito (¿o Luisito?). En su interior, además del material propio, había una encantadora baraja de "Le Vache qui rit" a la que, por cierto, le faltaban dos cartas. Conseguí averiguar (¡bendito internet!) cómo eran las originales y las reproducí a mano. También venía una baraja confeccionada a mano (!) y un "Palé" también dibujado a mano. Lo más curioso de todo: por el envés pude apreciar que se trataba de unos impresos del Registro de la Propiedad Territorial ¡De la región de Tánger! (antiguo protectorado de España en Marruecos). Esto plantea una cuestión histórica importante porque, como es sabido, el régimen franquista invadió la ciudad internacional de Tánger durante la II Guerra Mundial y salió de la misma poco tiempo después. ¿Puede ser tan antigua la caja de juegos? ¿años 40? Posiblemente...

Caja nº3


Esta era la portada de la caja nº3, como se ve en pésimo estado. Por conservarla la coloqué en el interior. Algún día continuaré la restauración...

jueves, 20 de noviembre de 2008

Caja nº3


Como se explica en el texto "Antes de que Geyper fuera Geyper", esta fue la caja que despertó mi interés por el asunto. La encontré en el vertedero de mi ciudad, que suelo frecuentar (para horror de mis amistades más delicadas). Coloquialmente le llamamos IKEA. El autor del apodo es mi amigo Juanjosé Peracho Soria, también escritor, además de coleccionista de coches históricos. Lo de IKEA viene a cuento de que muchas de nuestras conversaciones, cuando uno o el otro veníamos de rebuscar en el basurero, comenzaban (o continuaban) con un "¿Y qué has encontrado?". (yquea...). Bueno, a mí me parece divertido.

De ayer a hoy (Caja nº2)


La mayoría de los juegos de esta caja (pre-Geyper) son nuevos y originales (aunque, generalmente, versiones de juegos más clásicos). Denotan la gran facilidad de Karpa para el dibujo y su capacidad didáctica. No recuerdo haber jugado nunca a este juego, aunque eso pasaba con la mayoría. Eran más las expectativas que despertaban que la "jugabilidad" (es término contemporáneo, aunque relativo a los fementidos videojuegos) real de los mismos.

De la Tierra a la Luna


Con el mísmo título que la obra de Julio Verne, Karpa da en este alucinante cartón un repaso a las diferentes naves y estaciones espaciales tal y como entonces (¿primeros sesenta?) se imaginaban. El dibujante ha conseguido crear una cierta sensación de profundidad mediante las sombras y las franjas de color.

"Distracciones prehistóricas"


Esta pequeña obra maestra de Karpa recuerda en muchos aspectos a su también feliz "Merienda de Negros". Como suele pasar, luego el juego no era tan divertido, pero...

"!Agua va!" (Caja nº2)


El Arca de Noé (Caja nº2)


Juego de la Pesca (Caja nº2)


Juego del Fútbol (Caja nº2)


Juego de la ballesta (Caja nº2). Similar al "Juego del saltamontes"


Este juego es al antepasado del "Juego del saltamontes" y como él se coloca doblado en forma de tienda de campaña. Se trata de hacer pasar una pequeña flecha por las diversos orificios. En el de "El Saltamontes" se usa una ficha y se la percute con otra mayor (como en el Juego de la Pulga, inspirado en el "Tidley Winks" anglosajón, pero aquí se usaba un pequeño arco que recuerdo perfectamente (parecido al que portan los personajes).

La escalera. (Caja nº1). Este juego está copiado de uno británico que se llama "Snakes & Ladders" (serpientes y escaleras)


Hipódromo (Caja nº1)


El Guardián (Caja nº 1)


Carreras de Autos (Caja nº1)


"La gallina ciega" (Caja nº1)

Antes de que Geyper fuera Geyper

Por asociación de ideas con el viejo lema montáñés "Antes que Dios fuera Dios y los peñascos, peñascos, los Girón eran Girón, y los Velasco, Velasco". Como ya he dicho los juegos reunidos, o la idea de reunir juegos de mesa en una caja, no nació con los Geyper, ni mucho menos. La casa Borrás los editó mucho antes y la relación entre ambas casas comerciales (ya lo averiguaremos) debió ser alguna, porque por ahí circulan algunas cajas con los mismos cartones que las de Geyper (obra de nuestro admirado Karpa). En cualquier caso, lo cierto es que entre la docena de cajas que he ido reuniendo hay al menos dos que son anteriores a Geyper, es decir, que no llevan esta marca por ningún lado, aunque por aspecto y "aire de familia" evidencian ser una especie de "homo antecesor". Esta pequeña caja, conteniendo una docena de juegos, debiera figurar como la primera (le llamaremos nº1) de esta colección y en otra parte de este blog le dedicaremos atención. Sus tapetes de juego son obra de algún anónimo ilustrador, pre-Karpa, muy arcaico. La verdad es que podría datarse en el XIX o principios del XX. El resto de la caja va a juego. Contiene una lotería con fichas de madera (completa) y un ajedrez también de madera, ambas cosas en cajas de cartón con tapa de vidrio...
La caja siguiente, a mi modesto entender, comparte el estilo y hasta la ilustración exterior (Un gran caballo de ajedrez), sigue sin aparecer la marca Geyper por parte alguna. Le llamaramos (nº2). Contiene 30 juegos que incluyen un ajedrez de madera en caja con tapa de cristal y un dominó completo. Lo más interesante son sus cartones o tapetes, todos ellos de Karpa, así como su libro de Reglamentos, porticado por una simpática ilustración del mismo dibujante, aunque mucho más inocente que la que se convertiría en heráldica, ya en los tiempos de Geyper, que era realmente perversa, como veremos. En esta caja nº2 Karpa "reinterpreta" y moderniza algunos juegos antiguos que hemos visto en la primera caja, por ejemplo "La Gallina Ciega", "El Guardián", "El Derby", "Carrera de Autos" o "La escalera". Curiosamente, las versiones de Karpa para estos juegos, aunque parecidas a las que luego desarrollará para Geyper, no son ni mucho menos idénticas. Ambas cajas son de cartón, no de madera. Lo digo porque las cajas posteriores sí fueron de madera.
La caja número 3 (nº3)merece estar en esta colección porque fue la que le dió origen. Es una caja muy pequeña, lleva el código 00 y digo yo que, en su día contendría unos diez juegos, a lo sumo. Yo la encontré vacía en un vertedero y la restauré de un modo poco ortodoxo. Actualmente lleva la carátula fotocopiada de otra caja (la de 18 juegos, código 0/E), aunque he conservado en su interior la carátula original, muy deteriorada, y a la que le falta la cara del niño sonriente (rubito, al principio, y algo dentón) que iba pegada al resto de la ilustración (esto sucede también en las cajas posteriores).
La siguiente caja de mi colección lleva el código O/E y es de mayor tamaño, conteniendo en su día 18 juegos. La compré vacía y la voy restaurando y completando. Le llamaremos (nº4).
La nº5 es idéntica, aunque en mejor estado y casi completa. Contiene, en efecto, 18 juegos. Los tapetes o cartones son ya los clásicos de Karpa que luego se irán repitiendo con pequeñas variaciones y "reinterpretaciones" de la gama de color, que los hará bastante distintos.
La nº6 lleva en su carátula el código nº1 y en su interior afirma contener 24 juegos. Es de madera, de tamaño algo mayor que las dos anteriores. En su interior, amén de otras cosas, hay un juego de ajedrez idéntico a los de las cajas pre-Geyper. Sus tableros repiten modelos anteriores, salvo dos que sólo he visto en esta caja: "Cacería de fieras" y "Juego del Zoo". En esta caja aparece (por primera vez en mi colección" la portada de los Reglamentos, que contribuye al encanto de estos juegos. Es realmente malvada, ácrata, muy en la línea de Guillermo Brown y sus proscritos. Ya la comentaremos en otro lugar.
Las cajas nº7 y nº 8, ambas de cartón, están en diverso estado, una mejor que la otra, pero sin completar. Son las últimas (ambas de 18 juegos, por cierto) entre las que poseo donde aparece el niño sonriente de prominentes paletas. Le sucederá otro chavalote, con el cabello castaño (más convicentemente ibérico, que parecía belga o algo así).
La caja nº 9 es una de 35 juegos, bastante completita, de cartón. Su contenido va evidenciando cierta decadencia, con la invasión del plástico. Las fichas de ajedrez son de este villano material y desmerecen bastante de las anteriores. Entre sus tapetes encontramos a los viejos clásicos como "La búsqueda del tesoro, "La escalera", "Merienda de negros", con algunas novedades, como el futurista "Trans Aéreo", la "Triple suerte" o el colorista "El Gran Salto". La versión del Parcheese es de las más cutres, esa que lleva el nombre de Geyper en cada salida de las fichas y el de la Oca es más edulcorado y colorista que el anterior.
La última (de momento), a la que llamaremos nº10, es una caja de 25 juegos, sin nada remarcable, salvo que traía la carátula en muy mal estado (y la caja, no digamos) y la restauré con una fotocopia de la caja de 35, por lo que en su exterior figura esta cifra.

Bueno, aunque esto esté lejos de ser un "catálogo razonado", es todo lo que hay de momento. A fecha de hoy (20 de noviembre de 2008) estoy esperando un par de cajas que he encargado y que, quizá, podrían arrojar algo de luz sobre el árbol genealógico de esta familia de juegos. Irán apareciendo por aquí los tapetes o cartones de juego que poseo. Una salvedad: como la mayoría son de tamaño mayor al DIN-A4 que da mi escaner, pues saldrán cortados. Sorry.

See you later, alligator!

martes, 18 de noviembre de 2008

Hola a todos! Tras la experiencia (inconclusa) de mi blog meineigentum, que seguiré manteniendo (pero poco), lo cierto es que mis chaladuras van evolucionando en los últimos tiempos y el foco de mi interés se ha centrado en lo que podríamos llamar recuperación de la infancia. Dicen que un adulto es un niño con dinero y algo hay. No es que tenga síndrome de Peter Pan pero, en general, creo que mi generación se dio demasiada prisa en abandonar la niñez. Juzguen ustedes mismos, pero a punto de cumplir los diecisiéte años ya probé la delicias de la violencia gratuita (?) que se practicaba en las comisarías franquistas. Y ese mismo verano tuve mi primera experiencia laboral. No se qué prisa teníamos, francamente (je, je, je, y bahamondemente), pero el caso es que así fueron las cosas. La cosa es que, se me crea o no, no tengo traumas infantiles y creo que aquel periodo fue, en general, bastante feliz. Como ya he dicho, en todo caso, duró poco. El tema del tema, que diría Quim Monzó, es que, al advenirme la pubertad o lo que sea, pues como que me dí prisa en cortar amarras con la niñez y empezar a dármelas de tipo duro y de sexualmente precoz. No es que hiciera mal -ojo-, que dicen que la decadencia sexual comienza a los 19, pero hay que reconocer que fue una memez desprenderme de cuanto me relacionaba con aquella etapa generacional. Y creo que hay no una sino varias generaciones en trance de recuperar la infancia. O, por lo menos, los objetos que la ambientaron y le dieron sentido. Quizá porque la decadencia y la pérdida de calidad de los juegos y juguetes ha sido tan galopante que cualquier bibelot de "mis" días tiene hoy día un valor impensable. Como sabrán, al menos, las personas que me conocen, nací en 1955, con lo que los años álgidos de mi infancia transcurrieron durante los años sesenta y entré -literalmente a patadas- ya hecho un machito en los setenta (demasiado pronto ¿ya lo he dicho?). Y en aquél tiempo todavía los objetos que nos servían de solaz tenían una calidad intrínseca que el tiempo va demostrando. Incluso creo que fueron los últimos momentos dorados, antes de que el plástico sin estilo lo invadiera todo...
Un ejemplo evidente de lo que digo y mantengo son los famosos Juegos Reunidos Geyper. Cuando, ya en los años ochenta, compré una caja "de las gordas" (45 o 50 juegos), no para mí sino para mis niñas (Beltane y Belisana), me quedé de piedra al comprobar la galopante pérdida de encanto que suponía con respecto a las cajas (sin duda más modestas) de las que gocé en mi infancia. A partir de los años setenta estos juegos fueron convirtiéndose en la sombra de lo que fueron. De las figuras en madera torneada se pasó al villano plástico, también la madera de las cajas que contenían tanta maravilla se convirtió en pedestre cartón. Pero, sin duda, la mayor pérdida fue la de los propios tapetes o cartones de juego. Los que recuerdo con unción eran todos ellos obra del dibujante valenciano Karpa y algún técnico desinformado los fue cambiando por otros inanes y despersonalizados. Hace unos meses, no muchos, compré por ebay una colección de juegos Geyper datable, aproximadamente, en la época dorada de mi infancia. Allí recuperé (¡Por fin!), cartones de los que ya sólo tenía vagos recuerdos. Me refiero a los que servían de soporte a juegos como "En busca del tesoro" o "La gran carrera", y también otros como "Merienda de negros" o el "Juego de las construcciones". De nuevo sucumbí a su encanto y poco a poco he ido reuniendo unas cuantas cajas más, de diversas épocas. A medida que trataba de saber más de estas colecciones de juegos me fui dando cuenta de que eran tributarias de otras, como los anteriores "Juegos Reunidos Borrás", etc. Y también me percaté de que era muy difícil sistematizar esta colección incipiente. El propósito de este blog es, entre otros, el de entrar en contacto con otros estudiosos del tema con vistas a escribir (es un decir) lo que podría ser la historia de los Juegos Reunidos Geyper. Y, ya puestos, por aquí irán saliendo otras cosillas que, en su día, me llamaron mucho la atención y que, por pillarme en plena etapa de "impregnación", me dejaron bastante huella. Por ejemplo, las colecciones de cromos Nestlé "Maravillas del Universo" e incluso el primer cuento que tuve y del que tantas enseñanzas (bizarras) extraje. Me refiero a "Noddy´s Penny Wheel car", de Enyd Blyton y cuya recuperación inesperada (tras su pérdida, hace unos 45 años en mi Ibiza natal) ha sido un poco el motor de este viaje nostálgico a los días de mi infancia...